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Escrito por Marcela Isaurralde, Silvia Acosta, and Edith Lombardia
Durante tres años, un equipo integrado por tres personas ha estado visitando la cárcel de mujeres de Ezeiza, en Argentina, donde han impartido cursos con los vídeos de las conferencias de Prem Rawat denominados “Palabras de Paz” en español, facilitando también material impreso publicado por la Fundación Prem Rawat (TPRF, por sus siglas en inglés). Esta es su historia.Como cada martes, nos dirigimos a la cárcel de Ezeiza, para que las reclusas puedan escuchar el mensaje de Prem Rawat. Ezeiza es una población situada a 30 km de Buenos Aires, y es ahí donde se encuentra ubicada la cárcel federal.
Es un largo trayecto hasta encontrarnos con ellas, llevamos las maletas con material impreso, pilas, CD, DVD, casetes, galletas y, si nos lo podemos permitir, algún walkman para las reclusas. Nos subimos a un autobús, después a un tren y finalmente nos encontramos en Liniers, desde donde tomamos una línea directa.
Finalmente, llegamos a nuestro destino. Somos anunciadas y los guardias y otros empleados nos dan la bienvenida. Una vez que nos permiten la entrada, caminamos silenciosamente entre el estruendo de puertas de celdas, cancelas y verjas. Algunas de las internas realizan sus tareas matutinas en los corredores y en las salas.
Cuando nos ven, exclaman: “Ahora acabo mi labor y voy al curso de 'Palabras de Paz'. ¡Esperadme!”. Y otras personas nos dicen, “Ya voy, por favor, no comencéis sin mí”. Incluso el párroco de la cárcel siente curiosidad por los cursos, así que le entregamos material impreso.Mientras preparamos el montaje, una de las participantes nos dice, “Gracias por venir y gracias por seguir viniendo. Muchos cursillos comienzan pero, con el paso del tiempo, dejan de suceder”. Otra de las internas comenta, “Desde que ingresé en prisión, no quería levantarme por las mañana, pero ahora, los martes me siento feliz de levantarme, sabiendo que voy a escuchar el mensaje de paz de Prem Rawat”.Poco a poco entre 25 y 30 internas van llegando. Algunas con entusiasmo, otras dejándose llevar, pero todas están preparadas para escuchar. Les damos la bienvenida, les agradecemos su asistencia, les ofrecemos alguna galletita y les entregamos los materiales que nos pidieron.
Los casetes y las pilas son para aquellas que escuchan en un walkman durante la semana. Entonces comienza el evento. Es un DVD de una hora de duración en el que Prem Rawat da una conferencia en una universidad, en calidad de Embajador de la Paz. Escuchan con atención, sonríen, asienten con la cabeza y, en ocasiones, ríen o lloran. Una de las mujeres exclamó en cierta ocasión, “Este tipo es un genio. Me pregunto de dónde saca tanta sabiduría”. Expresiones de gratitudCuando el DVD concluye, es el momento de las interacciones.
Algunas hacen comentarios sobre el vídeo, otras escriben un mensaje a Prem Rawat en un trozo de papel que le enviamos, después por e-mail y otras escriben algún comentario en el libro de expresiones: • “Hoy, me has hecho llorar, me has tocado en lo más hondo de mi corazón”. • “Una vez que la flor se abre al sol, ya no puede regresar a su estado inicial... esa soy yo. Gracias por tu mensaje”. • “Prem Rawat, en este lugar donde reina la oscuridad, donde todo el mundo está encerrado, trajiste la llave a mi paz interior. Mi cuerpo vive en la oscuridad, pero mi espíritu en libertad”. • “Querido Prem Rawat, desde que fui enjaulada en la prisión, mi vida no tenía sentido. Me sentía sin vida.
Entonces comencé a escuchar tu mensaje, paso a paso. Ahora he vuelto a contactar con mi vida. Gracias”.Más tarde, se marchan, sonrientes mientras repiten una y otra vez, “Gracias por traernos este mensaje, gracias, gracias, gracias”. Algunas se quedan un rato más para ayudar en el desmontaje.El seminario ha terminado por esta semana. Regresamos por el mismo corredor a través de los ruidos producidos por las puertas, verjas, celdas, voces. Caminamos en silencio hacia el exterior mientras reflexionamos sobre los comentarios que acabamos de escuchar, con nuestros corazones plenos de gratitud.
No hace mucho tiempo, una de las reclusas fue sancionada por su compartimiento y no le permitían comunicarse con nadie durante 10 días. Una amiga se las ingenió para acercarse hasta su celda y pasarle algún material impreso del mensaje de Prem Rawat por debajo de la puerta. Cuando regresó al curso, nos comentó, “este material era lo único de lo que disponía. Lo he leído una y otra vez. Y en esos momentos de oscuridad, he comprendido mucho más. Por favor, dadme más material y algunas cintas. Tan solo quiero escuchar a Prem Rawat y aprender de él”.
El pasado martes, nos cruzamos con el alcaide conforme abandonábamos el recinto, se paró y nos comentó, “¿sabéis cuánto significan estos cursos para esas mujeres? Resulta difícil convencerles para que asistan a alguno. Pero el curso de Palabras de Paz es el que más asistencia tiene. Debe de haber alguna razón”.Mientras abandonamos la cárcel y regresamos, vamos haciendo los planes para el siguiente evento. Acordamos el encontrarnos de nuevo el próximo martes... y el próximo, y el siguiente, y así, hasta que podamos. Recordamos un comentario de una interna: “Prem Rawat, espero que puedas venir aquí algún día y así conocerte. Me has dado tanto sin tan siquiera conocerme, sin recibir nada a cambio. Gracias”.
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