No deambules en el desierto. Ven a casa, al oasis. Tu hogar siempre ha estado en tu interior. Confía en ti mismo, en que siempre tendrás la capacidad de experimentar una dicha sin igual. Sí, existe la tristeza. Pero tras la tristeza, permite que reaparezca la alegría. No dejes a tu corazón en un rincón, no lo abandones en cualquier lugar destartalado. El lugar al que pertenece es dentro de ti, bailando y brillando. Vuelve a casa y regocíjate. No hablo de vagar sin rumbo, sino de volver a casa. No de preguntas, sino de respuestas. El día en que esta vida es aceptada realmente, algo cambia: se convierte en tu hogar. Acepta el regalo y conviértelo en tu hogar. Versalles, 27 de mayo de 2001 |
viernes, 2 de abril de 2010
REGRESO AL HOGAR
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario